AVE MARÍA PURÍSIMA.
ABORTO: UN CRIMEN ABOMINABLE.
"Existe un pensamiento dominante que propone una falsa compasión, que favorecer el ABORTO es ayudar a la mujer".
(Su Santidad el Papa Francisco)
Es la pedagogía decadente que orienta el modo de actuar de gran parte de los medios de comunicación. Son las paradojas a las que lleva la deliberada renuncia a toda referencia espiritual. Y no vale siquiera la común distinción entre buenos y malos.
Lo que verdaderamente constituye la diferencia es si ponemos nuestra vida en manos de DIOS.
Pensamos en la terrible plaga de la supresión de los niños en el seno materno.
Los ABORTOS registrados se calculan en 35 millones al año. Una cifra de locura. Una forma de AUTODESTRUCCIÓN masiva que la sociedad ha aprendido fácilmente a justificar, encajándola en la categoría de lo "políticamente correcto". Piénsese en la píldora del día después, en la píldora para el llamado ABORTO químico, la RU 486, en las muchas explicaciones que se dan sobre el hecho de que los FETOS no sufren porque no son propiamente seres humanos.
Palabras que dejan inalterada la esencia de fondo: "Se es ser humano dotado de alma, creado a imagen y semejanza de DIOS desde el momento de la concepción".
Quitarle la vida a un FETO es matar a un ser humano.
Es uno de los triunfos de Satanás el haber hecho que también las naciones católicas hayan aceptado la LEY del ABORTO. Hacer que sea legal el asesinato del más indefenso de los seres humanos: nada más perverso. Y para poner en paz las conciencias se ha llegado incluso a establecer la hora y el día antes del cual aquel niño no es un niño sino sólo un amasijo de células.
Carne de carnicería como la que se ha quemado en los hornos crematorios, como la de los esclavos explotados hasta la muerte por intereses personales, como la de los soldados mandados a morir con absoluta certeza en la batallas de la I Guerra Mundial.
Un trabajo de extravío de las conciencias fundado en el engaño que contrapone la vida de un ser humano a la libre elección de las mujeres; que somete la vida inalienable de un ser humano, su derecho a tener y construirse un futuro, al poder y al querer de otro ser humano a quien no se le puede someter a juicio; que establece que la vida de un FETO no es verdadera vida hasta los noventa días de existencia, sino a partir del día siguiente.
Un engaño tan malicioso como evidente y claro. Basta pensar en el preámbulo de la ley, en el cual se afirma que la vida debe protegerse: "El Estado garantiza el derecho a la procreación consciente y responsable, reconoce el valor social de la maternidad y tutela la vida humana desde su comienzo".
El ABORTO es el delito más grande de nuestra sociedad, por el simple hecho de que ha sido legitimado. Una clara contradicción si se consideran las justas motivaciones que mueven a pedir la moratoria internacional de la pena de muerte. [....]
Se asesina a un gran número de niños con un cinismo sistemático. Las investigaciones científicas han probado que para aquellos pobres FETOS es un sufrimiento, tienen conciencia de la muerte, se retraen, se contraen, quisieran huir.
Hay que temer frente a semejante acumulación de pecados.
La misericordia de DIOS es infinita, pero cuando los pecados se acumulan y se concentran cada vez más, las conciencias y las sociedades enteras se endurecen, se enorgullecen, y ya no reconocen sus errores.
Con frecuencia se presenta como justificación el caso de la chica demasiado joven para convertirse en madre en una sociedad como la nuestra, donde a esa edad hay que pensar sólo en divertirse, y después, cuando les parezca, se casan, pasados los treinta años. Aparte de la superficialidad del razonamiento, que, aunque a menudo no explícitamente, contrapone la diversión a la vida de un ser humano, puedo decir con absoluta certeza, a la luz de mi experiencia, que el ABORTO es un PECADO que la mujer dificilmente llega a perdonarse a sí misma.
La historia está llena de efectos mortíferos causados por el demonio.
Cuando se llega a excesos de perfidia y de maldad no humanamente explicable con la normal lógica de los sentimientos, quiere decir que allí una fuerza extrahumana ha arrastrado a tales extremos.
El Holocausto, las purgas estalinistas, la trata de los esclavos, las madres que matan a sus hijos, los padres que exterminan a su familia y luego se suicidan.... También hay muchos episodios que se remontan al pasado lejano, antes del cristianismo, que no se pueden explicar sin tener presente la influencia de un ser que Pablo IV definió como "perverso y pervertidor", que impulsó y trabajó para que sucedieran tales cosas.
Pensamos en la trata de esclavos. Una de las páginas más negras de la humanidad, en la cual por dinero se involucraron incluso muchos personajes importantes, en diversas épocas.
El pueblo africano fue destrozado entre las grandes naciones occidentales, el mundo árabe y el turco. Pero no solo en África. También muchos pueblos asiáticos conocieron la deportación como esclavos.
"En un mundo sin Dios, manda el diablo".
"Existe un pensamiento dominante que propone una falsa compasión, que favorecer el ABORTO es ayudar a la mujer".
(Su Santidad el Papa Francisco)
Es la pedagogía decadente que orienta el modo de actuar de gran parte de los medios de comunicación. Son las paradojas a las que lleva la deliberada renuncia a toda referencia espiritual. Y no vale siquiera la común distinción entre buenos y malos.
Lo que verdaderamente constituye la diferencia es si ponemos nuestra vida en manos de DIOS.
Pensamos en la terrible plaga de la supresión de los niños en el seno materno.
Los ABORTOS registrados se calculan en 35 millones al año. Una cifra de locura. Una forma de AUTODESTRUCCIÓN masiva que la sociedad ha aprendido fácilmente a justificar, encajándola en la categoría de lo "políticamente correcto". Piénsese en la píldora del día después, en la píldora para el llamado ABORTO químico, la RU 486, en las muchas explicaciones que se dan sobre el hecho de que los FETOS no sufren porque no son propiamente seres humanos.
Palabras que dejan inalterada la esencia de fondo: "Se es ser humano dotado de alma, creado a imagen y semejanza de DIOS desde el momento de la concepción".
Quitarle la vida a un FETO es matar a un ser humano.
Es uno de los triunfos de Satanás el haber hecho que también las naciones católicas hayan aceptado la LEY del ABORTO. Hacer que sea legal el asesinato del más indefenso de los seres humanos: nada más perverso. Y para poner en paz las conciencias se ha llegado incluso a establecer la hora y el día antes del cual aquel niño no es un niño sino sólo un amasijo de células.
Carne de carnicería como la que se ha quemado en los hornos crematorios, como la de los esclavos explotados hasta la muerte por intereses personales, como la de los soldados mandados a morir con absoluta certeza en la batallas de la I Guerra Mundial.
Un trabajo de extravío de las conciencias fundado en el engaño que contrapone la vida de un ser humano a la libre elección de las mujeres; que somete la vida inalienable de un ser humano, su derecho a tener y construirse un futuro, al poder y al querer de otro ser humano a quien no se le puede someter a juicio; que establece que la vida de un FETO no es verdadera vida hasta los noventa días de existencia, sino a partir del día siguiente.
Un engaño tan malicioso como evidente y claro. Basta pensar en el preámbulo de la ley, en el cual se afirma que la vida debe protegerse: "El Estado garantiza el derecho a la procreación consciente y responsable, reconoce el valor social de la maternidad y tutela la vida humana desde su comienzo".
El ABORTO es el delito más grande de nuestra sociedad, por el simple hecho de que ha sido legitimado. Una clara contradicción si se consideran las justas motivaciones que mueven a pedir la moratoria internacional de la pena de muerte. [....]
Se asesina a un gran número de niños con un cinismo sistemático. Las investigaciones científicas han probado que para aquellos pobres FETOS es un sufrimiento, tienen conciencia de la muerte, se retraen, se contraen, quisieran huir.
Hay que temer frente a semejante acumulación de pecados.
La misericordia de DIOS es infinita, pero cuando los pecados se acumulan y se concentran cada vez más, las conciencias y las sociedades enteras se endurecen, se enorgullecen, y ya no reconocen sus errores.
Con frecuencia se presenta como justificación el caso de la chica demasiado joven para convertirse en madre en una sociedad como la nuestra, donde a esa edad hay que pensar sólo en divertirse, y después, cuando les parezca, se casan, pasados los treinta años. Aparte de la superficialidad del razonamiento, que, aunque a menudo no explícitamente, contrapone la diversión a la vida de un ser humano, puedo decir con absoluta certeza, a la luz de mi experiencia, que el ABORTO es un PECADO que la mujer dificilmente llega a perdonarse a sí misma.
La historia está llena de efectos mortíferos causados por el demonio.
Cuando se llega a excesos de perfidia y de maldad no humanamente explicable con la normal lógica de los sentimientos, quiere decir que allí una fuerza extrahumana ha arrastrado a tales extremos.
El Holocausto, las purgas estalinistas, la trata de los esclavos, las madres que matan a sus hijos, los padres que exterminan a su familia y luego se suicidan.... También hay muchos episodios que se remontan al pasado lejano, antes del cristianismo, que no se pueden explicar sin tener presente la influencia de un ser que Pablo IV definió como "perverso y pervertidor", que impulsó y trabajó para que sucedieran tales cosas.
Pensamos en la trata de esclavos. Una de las páginas más negras de la humanidad, en la cual por dinero se involucraron incluso muchos personajes importantes, en diversas épocas.
El pueblo africano fue destrozado entre las grandes naciones occidentales, el mundo árabe y el turco. Pero no solo en África. También muchos pueblos asiáticos conocieron la deportación como esclavos.
"En un mundo sin Dios, manda el diablo".
RECEMOS, HERMANOS, A DIOS Y HUYAMOS DEL PECADO. Amén.